De pequeño, me lanzaba ilusionado a cazar las hojas muertas que yacían en el suelo, quería una de cada forma distinta. Creaba con ellas pequeños cuadernos de campo, donde anotaba de que lugares eran las hojas, de que bosques o que extraña sensación sentía en esos lugares.
Pero me parecía que las hojas me decían algo, que me hablaban, leía extraños mensajes en las hojas muertas del bosque. Para mi eran todo un mundo de magia que los adultos no comprendían. Ahora al crecer he descubierto, que siendo adulto puedo sentir las mismas sensaciones que cuando era un niño.
¿Quién me hablará tras las hojas muertas de los árboles? Realmente no lo sé, pero el día que empecé a escribir relatos sobre estos secretos ocultos, fue como abrir una puerta a un mundo mágico para todo aquel que quiera descubrirlo. Aquí se encuentra esa puerta...